óleo sobre lienzo de lino
116x116cm
disponible en Galería Vidrart, Menorca, España
Esta obra pertenece al Díptico de las Cazadoras, y forma parte de la exposición individual Atlantis.
Este es el retrato de una amazona cazadora, justo en el momento en que decide si te conviertre en un instrumento de viento, o no.
La idea surgió explorando la idea del Gato de Schrödinger. Quería hacer una obra donde la narrativa se desplegara en dos caminos, y que fuera el espectador quien escogiera libremente el final. Es decir, que existen dos desenlaces en potencia, y en esa tensión reside el germen de la expectativa.
La esencia de un retrato
La vida es una convicción brutal, o no es. En un retrato el objetivo no es que “se parezca” a la persona, sino que SEA la persona en esencia. Porque un retrato no se parece a su estructura, sino que la habita. La irradia como si fuera su perfume.
Del mismo modo que un corredor no es la suma de dos cojos, tampoco una mirada es la suma de dos ojos. Una mirada es la ganancia de una sinergia.
Un retrato es como la letra de una canción: puedes cantarla como quieras, pero debes respetar la letra para preservar su identidad.
Proceso creativo
Cómo trabajar desde fotografías
Las fotografías son herramientas increíbles para trabajar el retrato, pero debemos ser muy prudentes con el uso que les damos. Una fotografía debe ser para un artista lo que una red para un trapecista. Ahora imagina a un trapecista tumbado sobre la red: ¿te gusta el espectáculo? Exacto: vaya mierda de espectáculo.
Estas son mis reglas para trabajar desde fotografías:
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- Las fotografías no se copian, se interpretan.
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- Las referencias son herramientas, no objetivos.
- Todo lo que no es imprescindible para expresar vida, resta vida.
Así, al tener varias referencias me he forzado a interpretarlas, y no a copiarlas, averiguando cómo funciona el rostro a nivel interno.
Composición
Esta obra partía de un error, una obra que no me gustaba y que quería cubrir con otra que sí me gustara. Esto es muy frecuente en mi día a día. Así que partía de un lienzo con esa textura tan interesante que queda cuando se cubre una obra con una gruesa capa de óleo. Es como si la obra no empezara de cero, como si ya tuviera un currículo.
Para plantear la composición, sencillamente dejo de lado el ego y le pregunto al lienzo: ¿qué puedo hacer por ti? Estoy a tu disposición. Y el lienzo me susurra cosas que ninguna planificación hubiera previsto jamás.
La arquitectura del rostro me sugería un triángulo seccionado por un arco, y vi que debía amplificar esta estructura, como si todo el lienzo fuera un eco del rostro. De este modo el retrato y la figura serían como ramas procedentes de un mismo tronco.

Comparación entre la composición de la cabeza y la figura entera. Ambas estructuras son la misma en escalas diferentes, creando una resonancia.
Pintando la amazona cazadora
He trabajado con grandes pinceles y grandes cargas de pintura, sin utilizar mediums ni retoques. Y al final he aplicado unas pocas veladuras suaves para dar énfasis en algunos cambios de temperatura.
La paleta, muy reducida: Blanco de Titanio, Siena Tostada, Ultramar Oscuro, Amarillo de Cadmio y una pizca de Rojo Inglés. Esta es la paleta de Hollis Dunlap, de quien aprendí a manejarla en los talleres de Menorca Pulsar.